La «rabia» de Igor Antón

Antón en la Vuelta

Antón en el Mirador del Ézaro

Igor Antón (1983, Dimension Data) no ha podido cumplir su ilusión de volver a brillar en la Vuelta a España –acumula cuatro etapas en su palmarés y se vistió de rojo en 2010- y tuvo que abandonar el domingo debilitado después de tres jornadas luchando contra lo imposible. Tras exhibir su dulce momento en la ascensión a Ézaro, su cuerpo le traicionó y le dejó sin fuerzas. Ahora se recupera y espera poder “terminar el año con un buen sabor de boca”.

-¿Qué siente después de su abandono en la Vuelta a España?


-Por encima de todo, siento mucha rabia y frustración porque tenía un nivel muy bueno y por todo el trabajo que había detrás. Después del Dauphiné, me tomé solo una semana de relax y el 20 de junio empecé a trabajar y pensar en la Vuelta. Estaba muy ilusionado y tenía ganas de estar a un buen nivel. No sabía hasta dónde podía llegar, pero sí me sentía en el mejor momento del año. Siento esta impotencia porque ha sido un infortunio incontrolable.

-Y no podrá llegar a Bilbao e intentar repetir su victoria de 2011.


-La gente me preguntaba si podría volver a ganar. Mi intención era estar delante, pasar por El Vivero y disfrutar de ese ambiente. Da mucha rabia porque se te escapa todo por algo que no controlas y por no poder seguir al nivel que estaba. Y es una pena porque tenía ganas de devolver la confianza del equipo.

-¿Qué le afectó y le debilitó el cuerpo?


-No sé exactamente lo que ha sido: algo intestinal, incluso el primer día tuve algo de fiebre, y me quedé vacío de fuerzas. Estuve tres días persiguiendo, dos días desde el avituallamiento hasta la meta, y lo pasé realmente mal. Pensé que podía dar la vuelta a la situación. Sin embargo, no me podía recuperar porque la carrera no te lo permite y esos esfuerzos no ayudan. Al final, se me hizo imposible continuar. Me quedo con que había hecho todo lo posible para poder estar bien y lo había conseguido.

-¿Se puede decir que estaba en el mejor momento de los últimos años?

-
Sí, podría ser mi mejor nivel de las últimas temporadas. Mi intención era seguir la línea de 2012 que es la última vez que conseguí disputar la Vuelta y entré en el top 10 –fue noveno-. Y los tiempos de Ézaro fueron los mismos de aquel año.

-La temporada no ha terminado.


-Ahora mismo me siento un poco mejor y pienso en intentar terminar el año con un buen sabor de boca. Así que a corto plazo quiero recuperarme bien. Está claro que no será en el mismo escenario, pero espero remontar para que se vea reflejado todo el trabajo que he realizado. No busco un resultado mejor o peor, sino poder terminar de la mejor manera posible. Son las clásicas de Italia, no las conozco demasiado, salvo Lombardia, pero son carreras bonitas en las que sobre todo quiero sentirme bien y además quiero lucir este maillot.

-Además, su renovación está en el aire.


-Estaba esperando a la Vuelta, por mí y por el equipo. Que ellos vieran que funcionaba y por mi parte poder decir ‘me lo he ganado’. Ahora la pelota no está en mi tejado. Me gustaría seguir en el ciclismo y en este equipo. No considero cambiar de aires y de filosofía otra vez. Y estoy contento en el equipo… y en deuda. Me han apoyado mucho, sobre todo Alex Sans, también el resto del staff y los compañeros. Tenían mucha confianza en mí en esta Vuelta y así me lo demostraron en Ézaro por ejemplo. Son detalles que le hacen sentirse a uno privilegiado.

-Pese a todo, seguro que no falta en la llegada a Bilbao el jueves.

-
Sí, como espectador, aunque será una sensación rara. Iré a la meta en lugar de a El Vivero para poder visitar a mis compañeros en el autobús del equipo.

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