La UCI investiga el uso irregular de la ‘telemetría’

Un comisario ha detectado señales de wifi partiendo del pelotón / © ASO

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Pese a que cada día de competición, al menos en las grandes citas, se revisan decenas de bicicletas en busca de motores o artilugios que, desde hace una década, han aparecido como la quintaesencia del llamado dopaje tecnológico, lo cierto es que, salvo el ya conocido caso de Femke Van den Driessche, poco o nada se ha sabido de un uso fraudulento en competición de los mismos.

En cualquier caso, según publica hoy el periodista Marco Bonarrigo en Il Corriere della Sera, el uso de la tecnología podría haber encontrado un nuevo camino para tratar de burlar los controles y beneficiar, en este caso indirectamente, el rendimiento de los corredores.

Según la información a la que ha tenido acceso el rotativo italiano, la UCI sospecha que algunos de los equipos más potentes del pelotón habrían desarrollado la manera de acceder a los datos de rendimiento de sus corredores en tiempo real, algo prohibido por la normativa actual. De hecho, siempre según Bonarrigo, esta es la dirección que estaría tomando ahora la investigación sobre el misterioso objeto que le fue retirado a Remco Evenepoel de los bolsillos de su maillot justo después de su caída en Il Lombardia. En concreto, la UCI apunta a que dicho objeto no sería otra cosa que un módem 4G.

Il Corriere se hace eco de las declaraciones de un juez árbitro presente en el Tour de Francia que, desde el anonimato, asegura que “viajando con el pelotón y con mi teléfono móvil en la mano, detecté señales wifi. ¿De dónde vienen? De un módem 4G. ¿Para qué sirven? Para proporcionar las posición GPS exacta de cada corredor, pero también para poder leer desde el coche y en tiempo real los datos de rendimiento de los corredores”.

Aunque no se trata, stricto sensu, de un método que mejora el rendimiento deportivo de los corredores, sí es, como ya se ha indicado, una tecnología prohibida por el reglamento debido a sus indudables efectos indirectos sobre el desarrollo de la carrera.

Si el director puede conocer en todo momento y en tiempo real la curva de rendimiento de sus ciclistas, sus tácticas y sus decisiones se basarán en una información que no tendría que tener y, dado que sólo algunos equipos estarían haciendo uso de este sistema, que tampoco está al alcance de sus rivales.

Aunque oficialmente todavía no se ha emitido ninguna información al respecto por parte de la UCI, de confirmarse estas sospechas, se arrojaría mucha luz sobre los motivos reales por los que las carreras andan cada vez más bloqueadas por unas tácticas de las que, por el momento, todos estamos culpando a los ya vetustos –y parece que obsoletos– pinganillos.

 

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