La Vuelta c’est Le Tour

Podio_Vuelta_2013

Chris Horner busca sucesor en lo más alto del podio de la Vuelta

Nicolás Van Looy / Ciclo 21

No fue muy lejos de Jerez de la Frontera. Apenas 30 kilómetros. Allí, hace poco más de 200 años, dos mil soldados españoles y el pueblo de Cádiz aguantaron durante dos años y medio el asedio de más de 60.000 soldados franceses, mejor armados y organizados. Aquella bahía fue el último bastión español tras haber sufrido derrota tras derrota en la Guerra de la Independencia. Allí, se planificó y organizó la resistencia y allí se resistió hasta que nuestros vecinos del norte se volvieron a su casa. Al otro lado de los Pirineos.

Ahora, mucho tiempo después, han sido los corredores españoles los que cada verano, allá por el mes de julio, han ido a sitiar territorio francés. Es, sin duda, la más grande batalla ciclista anual. Le Tour c’est Le Tour. Eso dicen ellos. Con esa grandeur y chauvinismo que les caracteriza. Pero este verano la cosa salió mal. El fuego amigo les estalló en las manos y dos de los grandes generales de la carrera se fueron a casa demasiado pronto. Eso, unido a la renuncia inicial de Quintana, dejó una sensación extraña.

Todavía mancos y cojos Froome y Contador, las miradas se fijaron en Jerez de la Frontera y en la Vuelta a España. Ese examen de recuperación, que gusta decir a los críticos, se iba a convertir, casi de la noche a la mañana, en la gran prueba del año. Con el ganador del Giro de Italia intentando la conquista de su segunda gran vuelta del año. Con el vencedor del penúltimo Tour. Con el mejor vueltómano español de las últimas décadas. Con todos los ingredientes, en definitiva, para estar más que ansiosos por asistir al comienzo del espectáculo.

Ya hemos analizado, uno a uno, a los favoritos de esta Vuelta a España que, a última hora, ha perdido a su dorsal número 1 por un –nuevo– extraño caso de valores anormales. En este caso, nada que la UCI prohíba, pero sí el Movimiento por un Ciclismo Creíble (MPCC), del que es parte –voluntariamente– su equipo, que ha querido acatar unas normas –de voluntario cumplimiento– y mandar a Chris Horner de vuelta a casa.

Quintana y Valverde, entrenando

Quintana y Valverde, entrenando

Sea como fuere, la galaxia de aspirantes a todo gira en torno a una estrella de doble núcleo: la dupla Nairo Quintana – Alejandro Valverde. Sin ningún género de dudas, la suma de fuerzas en el equipo Movistar es abrumadora. Convierte la empresa de ganar una gran vuelta, complicada ya de por si, en una especie de misión suicida. Pero, como demostraron nuestros antepasados gaditanos durante aquellos dos años y medio entre 1810 y 1812, nada es imposible.

El colombiano parte como el gran favorito. El hombre a batir. Valverde estará ahí para lo que pueda suceder. La Vuelta a España es una carrera que se le da muy bien, pero el murciano llega con muchos kilómetros en las piernas y, sobre todo, con un Mundial en el horizonte que puede ser su gran oportunidad de vestir el arco iris que sin duda merece. Ambos, como es lógico –y muy probablemente, cierto–, aseguran que parten con la idea de aspirar a todo. El problema, claro, es que llegará un momento en el que eso sea imposible y, en el peor (o quizá, mejor) de los casos, será el equipo el que tenga que tomar la determinación de quién debe de ser el que luche por el rojo.

Pero no podemos cometer el error de pensar que lo de Movistar y sus líderes será un paseo militar. Ni mucho menos. Frente a ellos se erigen potentísimos rivales que no podrán perder de vista a pesar de esa superioridad numérica inicial. Aunque es odioso poner un orden a las capacidades de los deportistas antes del inicio de la carrera, Contador y Froome aparecen, sin duda, como los grandes nombres del cartel. Son ganadores del Tour de Francia y eso mete miedo, pero ambos llegan magullados. O no. No lo sabremos hasta que la carrera haya rodado algunos días y podamos, por fin, hacernos una idea real de cómo están las rodillas y muñecas de ambos. Y, por supuesto, no nos podemos hablar de Purito Rodríguez. El catalán tuvo mala suerte en el Giro de Italia y brilló, a su manera, en el Tour de Francia y ya ha avisado de que esta Vuelta la tiene entre ceja y ceja.

Thibaut Pinot, el jovencísimo francés que ha despertado del letargo a la afición gala también estará al acecho. Aunque nadie le estará examinando en la Vuelta a España después de haberse confirmado en julio, no cabe duda de que un buen papel en la ronda española podría catapultarle todavía más y situarle, por derecho propio, entre ese grupo de elegidos pensando ya en 2015. Además, seguro que en el fondo de su mente siguen resonando las bravuconadas de Dave Brailsford y su idea de ganar el Tour de Francia con un francés. Todos sabemos que el Sky tiene cash y paga muy bien.

Quizá estos sean los más destacados, pero como siempre que se hace una selección quedan fuera muchos que podrían dar una sorpresa si las cosas se ponen a su favor. Cadel Evans y Samuel Sánchez al frente del BMC. Cierto es que no meten tanto miedo como los Movistar, pero habrá que ver de lo que son capaces. El colombiano Rigoberto Urán, al que habrá que ver cómo le responde su equipo. Son, en definitiva, una serie de outsiders que no querrán pasar desapercibidos. A todos ellos, además, habrá que sumar lo que puedan hacer equipos como el Caja Rural ante su gran oportunidad y escaparate del año.

El mapa de la Vuelta a España 2014 © Unipublic

El mapa de la Vuelta a España 2014 © Unipublic

Todos ellos tendrán, por fortuna, algo en común. Un recorrido idéntico por delante que este año ha vuelto a dar protagonismo a la montaña aunque con una mayor compensación de kilómetros contra el crono que la del pasado Tour de Francia. La contrarreloj por equipos del primer día, evidentemente, servirá más como show inicial que como verdadero termómetro deportivo. No habrá grandes diferencias y las que se marquen serán absolutamente intrascendentes.

La tranquilidad durará muy poco ya que tras el casi asegurado sprint de San Fernando comenzaremos a ver cómo la carrera se empina gradualmente. Ni la etapa que partirá desde el portaaviones Juan Carlos I ni la que acabará en Córdoba marcarán diferencias entre los favoritos, pero especialmente esta última podría tener un componente táctico interesante y a tener en cuenta si de medir las fuerzas de los dos ‘lesionados’ Froome y Contador se trata.

Será en la jornada con final en el Alto de las Cumbres Verdes donde podríamos ver la primera pelea real entre los grandes nombres de la general. Con un segunda y un tercera antes del ascenso final, este puerto de primera categoría significará la primera llegada en alto de este año.

Ni la etapa de Alcaudete por su orografía ni la de Albacete por ese viento siempre al acecho pueden ser consideradas de transición antes de llegar a Valdelinares y al test de la contrarreloj de Borja. Alcanzado el ecuador de la carrera será cuando la cosa se complique de verdad. Al cansancio acumulado habrá que sumar una continua tortura montañosa (salvo la etapa de Logroño, pensada para los sprinters) con los Lagos de Covadonga como nombre histórico al que rendir tributo y Ancares como fin de fiesta.

Después de eso, muy apretadas tendrán que estar las cosas para que la contrarreloj final en Santiago de Compostela, de poco más de nueve kilómetros, pueda decidir algo, pero si así fuera, el espectáculo junto a la tumba del apostol podría ser apoteósico.

Es, por dificultad y participación, una Vuelta con sabor a algo más. Una carrera que, si hubiésemos sabido a principios de temporada quién y cómo la afrontaban, no hubiésemos dudado en calificar como la mejor carrera del año. Y todo porque por una vez –y ojalá sirva de precedente–, La Vuelta c’est Le Tour.

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