Las otras historias de Flandes

Nicolás Van Looy / Ciclo21

La Vuelta a Flandes la ganó el gran favorito, Alexander Kristoff. Eso ya lo sabemos todos. Fueron casi seis horas y media de espectáculo y ciclismo en estado puro. Seis horas y media en la atención se centra en distintos puntos, pero en las que resulta imposible fijarse en todo. Enterarse de todo. Ahora, habiendo reposado algunas horas las emociones del momento y habiendo escuchado las explicaciones de corredores, directores y auxiliares, es el momento de poner el foco en las historias secundarias. En aquellas cosas que sucedieron y que pasaron más o menos desapercibidas.

Stybar, mellado y sin comer

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Stybar, en el centro, sin un diente

Zdenek Stybar lo intentó al final. Rodó con los mejores y si su compañero Niki Terpstra hubiese sido alcanzado por el grupo perseguidor, el checo hubiese podido ser un plan B de lujo para el Etixx-Quick Step. O quizá no. El ex campeón del mundo de ciclocross rodó desde los primeros compases de la prueba literalmente mellado. Aunque no ha querido explicar cómo sucedió, el checo perdió un diente, algo que hizo que recorriera los 264 kilómetros de carrera con evidente dolor y, lo que es peor, no pudiendo alimentarse bien. Tampoco está claro, por el momento, si la pieza que perdió era parte de la nueva dentadura que se le colocó tras su caída en el pasado Eneco Tour o si, por el contrario, era alguno de los dientes sanos que todavía le quedaban.

Shimano, el coche diabólico

Steven Spielberg debutó en 1971 con una asfixiante película titulada Duel (El diablo sobre ruedas en España). Una obra de bajo presupuesto para lo que luego haría el director de Cincinnati, pero en la que ya conseguía mantener la tensión del espectador con la simple ‘persecución’ que un camión realizaba sobre un coche. Simple. Sin efectos especiales. Sin grandes actores.

Algo parecido vivieron ayer los corredores de la Vuelta a Flandes. Los coches de asistencia neutra de Shimano se convirtieron en el particular Diablo sobre ruedas de la carrera protagonizando dos atropellos. El más evidente fue el que se llevó por delante a Jesse Sergent, integrante de la fuga del día.

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Pero no fue este el único incidente de la carrera protagonizado por un coche de asistencia neutra. En la parte trasera del pelotón, otro conductor de Shimano se llevó por delante, esta vez con carambola incluida, a Sebastién Chavannel cuando embistió por detrás al coche de su equipo, FDJ.fr, que se disponía a parar para solventarle un problema mecánico.

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Luca Guercilena, indignado

Como no podía ser de otra manera, los acontecimientos protagonizados por los coches de asistencia neutra no pasaron desapercibidos. Uno de los primeros en reaccionar y mostrar su tremendo enfado fue Luca Guercilena, manager del equipo Trek, que reaccionó pronto en twitter (aunque más tarde borraría su comentario). “Gracias al coche de Shimano por chocar con Jesse Sergent. Un movimiento realmente profesional. IDIOTA, IDIOTA, IDIOTA”. Así rezaba ese mensaje que, repetimos, sería borrado horas más tarde por el manager del conjunto.

Kristoff, al borde de la tragedia

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Una de las ruedas de Kristoff / © @philmaertens

Ganar la Vuelta a Flandes está sólo al alcance de corredores enormes, pero requiere también una buena dosis de suerte. El que no se lo crea, que se lo pregunte a Alexander Kristoff que rozó el drama de quedarse sin victoria. Seguramente, el noruego no lo supo hasta después de cruzar la meta, pero sus ruedas estuvieron muy cerca de pinchar, como muestra esta imagen que subió a Twitter Philippe Maertens, uno de los responsables de prensa del equipo Katusha, mostrando uno de los varios trozos metálicos que se incrustaron en el tubular de Kristoff.

Kristoff Jr., el protagonista del podio

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Leo Kristoff en el podio

Cada vez es más habitual ver a los ganadores de los grandes eventos ciclistas subir al podio acompañados de sus hijos. La juventud de los protagonistas hace que esos ‘actores secundarios’ sean, también, niños muy pequeños que no comprenden la solemnidad y la importancia de lo que ocurre a su alrededor, regalando por ello algunas de las imágenes más simpáticas del día. Algo así sucedió ayer con el hijo de Alexander Kristoff, Leo, que se convirtió, con sus muecas y travesuras, en el protagonista de la entrega de trofeos.

Stijn Vandenbergh se rompió la nariz

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Vandenbergh tuiteó el estado de su nariz

Stijn Vandenbergh no tuvo suerte en el día de ayer. Durante el tránsito por el tramo adoquinado del Paddestraat el belga del Etixx-Quick Step acabó empotrado contra un árbol produciéndose una fractura en la nariz.

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