Las pruebas olímpicas: Despedida de la velocidad por dúos

La dupla china con el oro de Río

TrackPiste / Ciclo 21

Tokio 2020 supone la despedida de la velocidad por equipos femenina como la hemos entendido los últimos años, desde que se instaló en el programa mundialista en 2007 o en el olímpico, cinco años más tarde: por dúos. Pero el retraso de un año en la cita olímpica a causa de la pandemia nos ha llevado a una situación especial, ya que mientras que todas las competiciones -mejor dicho, las pocas que han podido llevarse a cabo- llevan ya casi un año con la nueva fórmula de tríos, para ocho naciones ha supuesto alternar los entrenamientos con las tres corredoras pensando en las competiciones actuales, con los de dos ciclistas pensando en la cita olímpica.

Un evento que, a diferencia de las demás pruebas por equipos, contará con bastante rotación, ya que no estarán países como Francia -que sorprendentemente renunció a luchar por estar en Tokio en plena temporada de clasificación cuando tenía bastantes opciones-, Canadá, Nueva Zelanda y España, mientras que Polonia, México y Lituania son las caras nuevas en esta cita olímpica.

 

Alemania. Aunque contaban con una prometedora generación de velocistas, todo hacía suponer que el terrible accidente de Kristina Vogel y la retirada de Miriam Welte que condujeron a un relevo forzado conllevarían una etapa de sequía en la velocidad por equipos alemana. No ha sido así, y la nueva generación ha irrumpido con fuerza hasta tal punto de ganar la velocidad por equipos en el último Mundial en Berlín y llevarse los dos títulos individuales como Emma Hinze, con Pauline Grabosch y Lea Sophie Friedrich como las otras integrantes. Incluso en la final se quedaron a una centésima del récord nacional de Vogel-Welte, establecido en la altitud de Aguascalientes: 32.163 a 32.153

De esta forma, la duda alemana era saber quién de las tres campeonas iba a ser la descartada, y al final Grabosch será la que viaje como reserva, aunque también hay otra cuestión sobre la que aún no tenemos respuesta, el orden de colocación de Hinze y de Friedrich -que no coincidieron en pista en Berlín-, que en principio debe ser así. En cualquier caso, las máximas favoritas, al menos sobre el papel.

Australia. Campeonas del mundo en 2019 -con récord nacional en 32.255-, y subcampeonas en 2017 y y 2020, Karlee McCulloch y Stephanie Morton eran una de las parejas favoritas para Tokio. Pero el aplazamiento pesó en el ánimo de Morton que en noviembre del año pasado decía adiós a la competición, dejando huérfana a la selección ‘aussie’ que no disponía de una tercera velocista del mismo nivel.

A día de hoy, Australia aún no se ha pronunciado sobre la que será la compañera de McCulloch, dando lugar a todo tipo de rumores, aunque en las últimas fechas han aparecido imágenes entrenando con Kristina Clonan, una antigua fondista reconvertida -y de forma exitosa, a tenor de lo que se ha visto en los Nacionales australianos- en velocista, y que debe ser quien ocupe la plaza, sin que, lógicamente, haya aún referencias en competición ni de tiempos, ni siquiera de posiciones que pueden ocupar, aunque McCulloch debería ser la arrancadora. Eso sí, las opciones de medalla parecen haber disminuido drásticamente.

China. Durante el anterior ciclo olímpico no bajó de la segunda plaza, rematando con el triunfo olímpico en Rio, que les compensaba del mal sabor de boca de Londres cuando fueron la dupla más rápida, con record del mundo incluido, pero sin poder imponerse en la final a Alemania. En estos cuatro últimos años, han estado más desaparecidas, aunque en Berlín pisaron el podio por primera vez desde su éxito olímpico, en el que se convirtieron en el único equipo de la historia que ha bajado de los 32 segundos (31.928), aunque no fue homologado porque les exigían pasar un control antes de la final, algo absolutamente kafkiano cuando estaba en juego el triunfo. Aun así, siguen teniendo la plusmarca mundial desde Paris 2015 (32.034)

Intentar saber de forma oficial cuál será su dupla es una terea homérica -al menos para este redactor, al que no le han contestado a ninguno de sus correos- por lo que deberíamos apostar en principio por el equipo que logró el bronce en Berlín: Feifei Chen y la campeona olímpica Tianshi Zhong, aunque tienen bastantes prometedoras corredoras detrás de ellas.

Rusia. Anastasiia Voinova y Daria Shmeleva, tanto monta, monta tanto. Una dupla ya histórica para Rusia, que logró dos arcoiris consecutivos en 2016 y 2017, y el subcampeonato olímpico, y que en los últimos años ha estado a un altísimo nivel, aunque sin lograr subir a lo más alto de nuevo. Dos ciclistas de una trayectoria muy similar y que incluso se alternaban en las posiciones, aunque en los últimos tiempos ha sido Shmeleva quien ha salido en primera posición, con una mejor marca de 32.295.

Dadas las circunstancias actuales, y teniendo en cuenta que Rusia es uno de los países que más competiciones está ofreciendo a sus corredores, pensamos en la dupla rusa como una de las grandes candidatas al podio… aunque quizás tengan aún más posibilidades en el próximo ciclo, con las tres corredoras por equipo, dada la pléyade de velocistas de calidad que hay en su país para completar el trío.

Países Bajos. Aunque fueron subcampeonas del mundo en 2018, en su velódromo de Apeldoorn, la apuesta neerlandesa para Tokio pasa más por intentar brillar en las pruebas individuales, especialmente en el keirin, que en la velocidad por equipos. Por ello han optado por Laurine Van Riessen acompañando a Shanne Braspennincx, y dejando fuera a Kyra Lamberink, que fue quien obtuvo la medalla de plata junto a la anteriormente citada, obteniendo también el récord nacional, con 32.958, una diferencia de tiempo respecto a las mejores que avala la decisión tomada de intentar jugar su suerte en las pruebas individuales.

Polonia es uno de los ejemplos de selección emergente, que no era habitual en los grandes eventos hasta hace tres años. Pero igual que los hombres, ha conseguido un equipo de garantías, con Marlena Karwaka y Urszula Los, que se clasificaron séptimas en el último Mundial, tras haber llevado su récord nacional a finales del 2019 hasta los 32.791. Su juventud y el hecho de que en Polonia también haya aparecido una interesante generación que brilló en el último Mundial junior disputado, les augura un notable futuro.

México presenta bastantes similitudes con el caso polaco, aunque con una mayor presencia internacional en años anteriores, y con tres velocistas que han sido las artífices de la clasificación actual y la mejor garantía de lo que se presenta en el futuro. Todo hacía indicar que serían Jessica Salazar -arrancadora- y Luz Gaxiola las que viajasen a Tokio, pero de forma inesperada ha sido Salazar la descartada y será Yuli Verdugo quien compita con Gaxiola, aunque Salazar no descarta que se revierta la decisión. En los Panamericanos de Cochabamba 2019, es decir, en altitud, Salazar y Verdugo llevaron el récord nacional a 32.455, una marca a la que deberían acercarse si quieren estar entre las mejores.

Lituania fue la última selección en clasificarse, en dura pugna hasta el mismo Mundial de Berlín con Nueva Zelanda. Todo un éxito para un país con presencia individual en la velocidad femenina, gracias a una Simona Krupeckaite que en Tokio vivirá sus quintos Juegos Olímpicos, pero que en velocidad por equipos había estado ausente durante muchos años. Migle Marozaite será su compañera arrancadora en Tokio, aunque de las ocho selecciones es la que más opciones tiene de cerrar la clasificación. Su mejor marca, 33.060, la consiguieron en ese último Mundial.

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