Los Mundiales de pista cumplen 127 años

Cartel del histórico bicampeón, vendido por 800 dólares.

Track Piste / Ciclo 21

Hace ya la friolera de 127 años, los días 11 y 12 de agosto de 1893, se celebraba en Chicago el primer Campeonato del Mundo de pista. Hasta ese momento, existían competiciones de mucho nivel, con un prestigio parecido al que pueda tener un Mundial, como por ejemplo los campeonatos de la National Cyclists’ Union, el antecedente de British Cycling. Pero no fue hasta la creación de la International Cycling Association, en 1892, cuando se decidió oficializar este evento. Y para la primera edición, nada mejor que aprovechar el tirón de la Exposición Universal de Chicago, aunque ello redujo notablemente la participación de ciclistas europeos

Tres pruebas se eligieron para ello: la velocidad 10 kilómetros -que sería lo que hoy consideraríamos un scratch-, la velocidad y la carrera de mediofondo de 100 kilómetros tras moto, que contaron con 9, 6 y 12 participantes, respectivamente.

Arthur Augustus Zimmerman, conocido como el ‘Yanqui volador’ y sin duda uno de los más grandes pistards de aquellos tiempos históricos a los que algún día dedicaremos un post especial, ganó la primera prueba por delante de sus compatriotas Julian Pye Bliss y John Johson.

Al día siguiente ‘Zimmy’ se llevaba la velocidad, sobre una milla, con los otros dos norteamericanos intercambiándose las posiciones. Incluso el de Nueva Jersey quiso probar fortuna en la prueba de medio fondo, pero terminaría abandonando; de hecho, sólo acabaron el sudafricano Laurens Smitz Meintjens y el norteamericano Emil Ulbrecht, si bien en algún palmarés éste figura como tercero, otorgándose la plata al alemán Charles Albrecht.

En aquella época estaba en pleno fragor la batalla entre amateurs y profesionales y apenas dos años más tarde, en el Mundial de 1895 -del 17 al 19 de agosto en Colonia-, se establecieron las dos categorías, una división que absurdamente se prolongaría durante cien años, hasta que en Hamar 1993 se produciría la unificación, privando durante mucho tiempo ver a los mejores especialistas del mundo en una disciplina enfrentarse entre sí por ser unos profesionales y otros por decir que no lo eran. Pero esa es ya otra historia.


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