Los patrocinadores ya han perdido un 40% de visibilidad

La cancelación de las clásicas ha sido un duro golpe / © Belga

Nicolás Van Looy / Ciclo21

En primer lugar, debe quedar claro que el ciclismo, como cualquier deporte, es, en estas circunstancias, una nota al pie de página de una crisis mundial sin precedentes. Por ello, incluso sonroja escribir sobre la afectación que las derivadas económicas de esta situación puedan tener sobre este deporte.

Pero tampoco se puede olvidar que, como sucede en otros muchos sectores, el ciclismo da trabajo a varios miles de personas en todo el mundo y, por ello, lo que pueda suceder con los patrocinadores de equipos y carreras, que son los que hacen posible el negocio, merece una especial atención.

Según publica en su edición de hoy el rotativo belga La Derniere Heure, las cancelaciones de carreras ya confirmadas han supuesto una pérdida del 40% de visibilidad para los patrocinadores de los equipos que conforman el pelotón internacional.

Evidentemente, el mayor peso de ese porcentaje se debe a la no celebración del Giro y de los cuatro Monumentos previstos para la primavera. Aunque el reparto será desigual en función del equipo del que hablemos –nada tienen que ver los objetivos en este periodo de, por ejemplo, Deceuninck-Quick Step y Movistar–, la mayor parte de ese lucro cesante se deriva de la caída del Giro de Italia, primera gran vuelta del año.

En ese análisis, el rotativo valón explica que si consideramos que la última carrera fue la París-Niza y que las previsiones más optimistas actualmente prevén que el pelotón echará a rodar de nuevo el día 31 de mayo con la disputa del Dauphiné, nos estaríamos enfrentando a un periodo de inactividad de once semanas completas.

Por ello, y viendo el porcentaje de pérdida de visibilidad que ya se ha dado, es fácil derivar que la inversión realizada por muchas de estas empresas tendrá que pasar en 2020 a la hoja de pérdidas de su contabilidad, una situación que sería realmente catastrófica si finalmente se suspendiera el Tour de Francia, una posibilidad que cada día que pasa parece menos improbable y que, según algunas fuentes, se decidirá el día 15 de mayo.

Algunos equipos como Burgos-BH, Circus-Wanty, Lotto-Soudal o Astana ya han confirmado públicamente medidas que afectan al sueldo de sus trabajadores, un camino que seguramente veremos transitar a otras estructuras en los próximos días o semanas.

Sin embargo, el gran miedo de los máximos responsables de los distintos equipos que conforman la caravana proviene de las plantas nobles de sus patrocinadores. Si la situación se prolonga en el tiempo y, sobre todo, si el Tour deja de celebrarse, el riesgo de que alguna firma importante decida abandonar abruptamente el ciclismo aumentaría significativamente.

Por ello, no es de extrañar que incluso el director general de la Vuelta a España, Javier Guillén, preguntado directamente por esa posibilidad en una entrevista concedida a este medio, reconociera que en caso de que la Grande Boucle tuviera que cambiar de fechas y coincidiera con la Vuelta a España, la ronda española, como el resto del ciclismo mundial, tendría la obligación de ayudar a la carrera más mediática del mundo.

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