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Nairo Quintana perdió contacto con el grupo a 11 kilómetros de meta / © Movistar
Hay quien dice que la decisión de afrontar el doblete Giro-Tour partió del propio Nairo Quintana (Movistar) en contra de la opinión y el consejo de Eusebio Unzue y el resto de equipo directivo del conjunto telefónico. Esta teoría, que hasta ahora había sido la que tenía más peso público, se vendría abajo si tenemos en cuenta las durísimas críticas vertidas por el padre de Nairo, Luis Quintana, hacia el equipo en el que milita su hijo.
En declaraciones a Canal Caracol (Vídeo), Luis Quintana se habría mostrado tremendamente molesto con el calendario diseñado por Movistar ya que “los colombianos estamos protestando a Movistar porque están quemando a Nairo. No debió correr el Giro si lo iban a llevar al Tour”. Es una cuestión de falta de organización de Movistar y ataca directamente al mánager general del equipo, Eusebio Unzue al que, a juicio del padre de Quintana, “se le ha olvidado” cómo dirigir a un equipo.
Luis Quintana, padre de Nairo Quintana
Por si pudiera quedar alguna mínima duda respecto a quién considera Luis Quintana que es el culpable del mal rendimiento de su hijo en la presente edición del Tour de Francia, donde ayer volvió a dejarse tiempo respecto a Aru, Froome, Bardet y Urán, el padre del Cóndor de Boyacá añadió que “ha sido sacrificado. Una falta de organización por parte de Movistar. Parece que hasta ahora están aprendiendo”, sentenció sobre una estructura con más de 40 años de experiencia y 6 tours en su palmarés.
El padre de Nairo Quintana explicó que “me da la impresión de que han llevado a los ciclistas como a un entrenamiento. A Eusebio se le ha olvidado” antes de añadir que “a partir de ahora Nairo buscará una victoria de etapa».
Eusebio Unzue: “Esto no ha terminado”
Ciclo 21 ha querido conocer la opinión del manager general de Movistar, Eusebio Unzue, que ha preferido no reaccionar a las palabras de Luis Quintana y se ha limitado a decir que “será cuando acabé el Tour cuando tengamos que reflexionar” sobre cómo se han desarrollado los acontecimientos. Por el momento, el navarro se ha limitado a decir que “esto no ha terminado todavía”.
En ABARCA SPORTS, S.L. sociedad mercantil de nacionalidad española, con domicilio social en Pamplona, Navarra, Calle Z nº 24, del Polígono Egües y C.I.F. número B-31/801.665. están pensando en fichar para el próximo año a don Luis Quintana y no como director, sino como “Mesías pedalístico colombiano” Este caballero parece que se ha olvidado del “hermanísimo” o «hijísimo» ese ilustre “pedalista colombiano” de Lizarte que después de hacer un segundo puesto en una carrera de tercer nivel en Cos, Cantabria (2013) pasó a profesionales. Debería de reclamar la ayuda de su ilustre vástago Dayer Uberney para que ayudara a su hermano mayor. Lo que también podría hacer este caballero y sus ilustres hijos es cambiar de equipo e ir por ejemplo a Manzana Postobon, creo que estaría todo el mundo encantado, ellos y el resto del mundo. Hace años hubo un excelente ciclista francés “Pou Pou” famoso por sus buenos resultados, aunque hizo demasiadas veces pódium sin ganar. Ocho pódium en el Tour de Francia y cuatro en el campeonato del mundo, aunque ganó una Vuelta a España. ¿Estaremos ante el nuevo Pou Pou del siglo XXI? Ya vimos el famoso Giro de 2014 y la Vuelta del año pasado. Además alguien que dice ‘Creo que Merckx e Hinault no me ganarían’ ¿se lo habrá sugerido su señor padre?
¿Tendrían la amabilidad de explicarme el motivo por el que mi comentario sobre la noticia, Luis Quintana: “Movistar está quemando a Nairo” no lo publican?
Tiene mucha gracia que escriban «Tu comentario está pendiente de moderación.» ¿de verdad? El comentario de ayer supongo que no pasó el filtro por escribir «pedalista» «hermanísimo» y la dirección fiscal de Abarca Sport S. L. que es de dominio público y se puede ver en el siguiente acceso. http://www.movistarteam.com/nota-legal
Perdonen ustedes las molestias que les haya podido ocasionar la lectura de mi comentario, no era mi intención castigar tanto a su vista ni a su mente. ¡Mil perdones!