Modificaciones en el Reglamento General de Circulación

Los integrantes de la mesa redonda / Blog Triviño

Los integrantes de la mesa redonda / Blog Triviño

El pasado día 17 de julio tuvo lugar en la sede del diario La Razón una mesa redonda que abordó la temática del proyecto de Reglamento General de Circulación en lo referente a las normas que afectan a la bici y a la modificación de los límites de velocidad. En este blog ya analizamos en profundidad las medidas y os facilitamos las alegaciones que efectuamos desde la ACP y que personalmente redacté para intentar que los derechos ahora vigentes no sean suprimidos como trata de hacer la DGT.

En la mesa redonda, María Seguí, Directora General de Tráfico; José Miguel Báez el Presidente de CENAE; Julio Laria, de Fundación Mapfre; un ponente del RACE; Jacobo Díaz, director de la Asociación Española de la Carretera; Mar Cogoyos, directora de AESLEME (asoc víctimas); Cristina Catalá de FESVIAL; Abel Cabrerizo de Mupresa; Pablo León en representación de ConBici, y yo.

Tras varias intervenciones de alguno de los presentes, he tenido el uso de la palabra siendo sistemáticamente interrumpido por la Directora General de Tráfico, que visiblemente molesta se ha encargado de escenificarlo ampliamente.

Aprovechando su turno, ha formulado un alegato sobre su decidido apoyo a la movilidad ciclista pero:

-ha justificado subir la velocidad a 130 km/h porque en el entorno europeo se hacía.

-Además, ha remarcado que no le importa ser pionera en Europa con la obligatoriedad del uso del casco.

– Y ante el argumento empleado en mi intervención de que quienes han desarrollado la movilidad ciclista han sido algunos Ayuntamientos, ha contraatacado con que la DGT ha hecho mejor su trabajo estos últimos años porque la seguridad en carretera ha descendido más que en ambientes urbanos.

Ha habido réplica de los ponentes. Uno de ellos ha expuesto que aunque en la mesa fuera mayoría pro casco, en la sociedad había un debate y ya se cuestionaba la idea de que esté la población a favor de la obligatoriedad, como se denotaba en la Mesa.

Durante mi réplica, he puesto sobre la mesa la existencia de varios estudios aportados a la DGT que ponían en duda la eficiencia del casco. No su efectividad sino su eficiencia.

Ante ese argumento, la Directora ha incidido en que ella es doctora y que llamamos evidencias científicas a cualquier cosa.

Tras las réplicas, Pablo León, representando a ConBici incidió en que no confundiese efectividad con aumento de seguridad. Que no puede usar el ejemplo Europeo para unas cosas (justificar el aumento de la velocidad a 130 km/h por alegar que es lo que se hace en el entorno europeo) e ignorarlo para otras, como es lo que se ha llevado a cabo desde hace decenios en Europa en favor de la movilidad ciclista y que aquí ni se he empezado. Que el «spain is different» no vale. Que estamos hablando de movilidad y que hay experiencias de otros países… le ha interrumpido la Directora y ha hablado ésta de Minessotta y de lo que sucede en ciudades americanas donde el uso del casco es obligatorio. Le ha contestado Pablo León que nuestras ciudades no responden tanto a ese modelo disperso americano.

En la primera intervención incidí en que en la época de Muñoz Repiso redactamos las normas en muchas reuniones de trabajo, que hubo avances sin precedentes (paralelo, coche de apoyo, posibilidad de pisar raya continua al adelantarnos, ir por la mitad de nuestro carril en descensos, etc etc). En definitiva, fueron valientes y se mejoró significativa la situación de la bici en la vía. Sin embargo, con el actual equipo de la DGT nos reunimos varias veces, y sin tener en cuenta los trabajos, metieron el proyecto de reglamento directamente para formular alegaciones en el que he contabilizado doce derechos ahora existentes que se pretenden eliminar. Sin previo aviso, sin tener en cuenta nuestras propuestas. De tal naturaleza que las alegaciones nuestras se expresaron en 42 folios. Incidí en unas cuantas normas mal resueltas y derechos eliminados, reconocí que es muy buena, y apoyamos, la reducción de velocidad que el reglamento pretende imponer,  pero que no estamos de acuerdo con que se pueda ir a 90 km/h en travesías según el criterio de la Jefatura Central, la Comunidad con competencia delegada o el propio ayuntamiento; o a 130 en autovías, donde pueden ir ciclistas, eso no. Y mencioné muy por encima el anexo II, terrible para el deporte ciclista y metido a traición cuando con el anterior equipo habíamos avanzado bastante sobre por dónde debería ir. Que lo poco que favorece al ciclista este proyecto estaba ya de la época de Pere Navarro pactado y redactado.

Y sobre el casco, reproduje los argumentos que analizamos: no había demanda social, era cuestión pacífica y hay evidencias de que la implantación del casco disuade del uso cuando lo que hay que hacer es promover le bici.

En concreto, a la representante de ASLEME (víctimas de tráfico lesionados medulares) le comenté que no entendía por qué estaban tan activos con el casco, que respetara (fue absolutamente irrespetuosa con los ciclistas en su alegato) nuestros argumentos porque estaban apoyados en trabajos y evidencias científicas. Que incidiera en lo que es más necesario para evitar lesiones medulares como por ejemplo chaleco obligatorio con airbag a motoristas, porque si se es coherente con  las obligaciones que nos quieren imponer, habría que apoyar necesidad de poner chalecos salvavidas a bañistas, prohibir encierros de toros o, algo que nadie dice, cinturones de seguridad instalados obligatoriamente en autocares matriculados antes del 2007, que eso sí salva vidas.

Al representante de la Asociación Española de la Carretera le agradecí su franqueza a la hora de afirmar en su intervención poco menos que hay que sacar a los ciclistas de las carreteras y arrinconarlos en carriles bici, porque evidencia que su visión y enfoque es contrario a lo que se está imponiendo en Europa.

Y afirmé que los alcaldes de muchas de las capitales (las enumeré una a una) y de muchos otros municipios no son unos descerebrados, sino que son los que han desarrollado normativa e infraestructuras que propician movilidad ciclista, por lo que ellos sí saben qué es lo que hay que apoyar.

Al representante del RACE no tuve más remedio que interrumpirle  cuando empezó a afirmar que los ciclistas han de llevar matrícula, pagar impuesto de circulación, llevar carné y seguro. “Yo tengo seguro” va y suelta Y le espeté: el del RACE, ¿verdad?  Y saca de su cartera la licencia federativa. “Ese sí está obligado a cubrir los requisitos legales mínimos, no el que habéis comercializado del RACE”, le contesté.

Tras la réplica de Julio Laria, de la Fundación Mapfre, tratando de esgrimir una superioridad moral y científica sin aporte alguno más que de frases huecas como que «hay que tener visión de conjunto en el análisis del reglamento y no sacar las cosas de contexto» y de la intervención de la Directora, que llegó efectivamente a decir que poco menos que ellos son los únicos que han reducido la siniestralidad en donde tienen sus competencias (afirmando que en los municipios no se han hecho los deberes) ha tratado de justificar su visión de que ella sí sabe de esto.

Tras varias intervenciones de otros ponentes en la línea de alineamiento con la DGT, en mi turno de réplica he contestado a Julio Laria que nosotros sí tenemos visión de conjunto del reglamento, y que en los 42 folios de alegaciones lo expliqué TODO pormenorizadamente y punto por punto, y le ofrecí a sentarme con él y explicárselo con detenimiento, pero que en una mesa redonda de prensa no voy a explicar en detalle por qué decimos que el reglamento es anticiclista, más que nada porque como mucho, nos van a poner dos frases de cada uno de nosotros mañana en el periódico (luego veréis cómo al final fue así).

A la representante de ASLEME; Mar Cogollos, le expuse que nos une mucho más de lo que nos separa, y que hay que ir a las causas de la accidentalidad,  «a ir a por los malos», a los que nos acosan, a los que nos derriban, nos atropellan, los que nos provocan el accidente. Y me dice la señora que nosotros nos saltamos las normas. Le repliqué que quien se salta la norma es un conductor, que en definitiva es una persona, y que si ése es un ciclista, al volante también infringirá las normas. A la directora le comenté que en absoluto estamos de acuerdo en imponer un carné administrativo para ciclistas, sino que lo necesario es crear un carné ciclista pero fruto de estudio en el colegio como asignatura obligatoria de seguridad vial.

La directora me interrumpió en numerosas ocasiones con sus evidencias científicas, y simplemente le comenté que yo tenía otras, y estaban aquí (llevé un estudio compilatorio).

Tras afirmarme vehementemente que ella sí está por la bici, y que se nos tiene en cuenta, le incidí en por qué en el GT-44 nos meten en pie de igualdad con los representantes ciclistas a los colectivos interesados en sacarnos de las vías públicas, y que la DGT ni me contestó a nuestra petición de estar presentes y participar en todos los grupos de trabajo de la DGT, porque yo quiero también decirle algo a las aseguradoras, a los automovilistas, a los transportistas, a los peatones… que nuestra pretensión es recuperar el diálogo fluido porque ni nos contestan los correos. Me reconoció que le indicó a Mónica Colás (la Subdirectora de la DGT) que se pusiera en contacto con nosotros hace quince días para solucionar las adversas consecuencias de aprobar el Anexo II tal cual ha sido redactado en el Proyecto. Le contesté que Mónica no ha atendido a su indicación, por lo que eso demuestra que llevo razón, que no tienen interés de reunirnos.

Pues bien, todo esto ha quedado resuelto en el artículo que se publicó el 22 de julio en La Razón, cuyo archivo os facilitamos.

Estoy ansioso de compartir comentarios con vosotros.

Fuente: Alfonso Triviño, conflictos, tribulaciones y derechos del ciclista

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