Un monumento a Moncho Moliner

© Joan Seguidor

Redacción / Ciclo 21

Más de seis años de su pérdida, recuperamos este recuerdo a Moncho Moliner

Cuando yo nacía allá por 1979, un tal Mocho Moliner, ya era todo un referente del ciclismo en Castilla León, Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco… He oído y leído mil historias sobre este señor de aspecto serio y gran corpulencia, todos los jóvenes de la época querían correr en el equipo de Moncho. Un director que era muy recto, chaval que no realizaba bien una carrera o no cumplía órdenes, volvía a casa en bici o si estaban muy lejos se chupaba una buena kilometrada.

Cuántos chavales habrán pasado por el bar la farola en Valladolid, a dormir y a comer el filete de ternera a la plancha «vuelta y vuelta» y a pernoctar antes de una carrera. Como todos bien sabemos un amigo suyo Manolo Jiménez, le llevó a una carrera ciclista y Moncho quedó hipnotizado por el mundo del pedal, quedó tan prendado, que fue el primero en España en sacarse el carnet de director deportivo en 1971, por cierto aquella primera carrera ciclista que visitaba, la ganaba un crío de nombre, Javier Minguez.

Tuvo equipos como el Sava, que primero era de juveniles y después también de categoría aficionado. Después pasó a llamarse Mobilette, para luego en 1969 pasar a denominarse Volvo, donde militó, Jesús Suárez Cuevas o Alberto Fernández. En todas las carreras los ciclistas de Moncho siempre se colocaban en primera fila en la salida, la táctica era, «atacar de salida» siempre. En 1974 el equipo cambia de sponsor y pasa a llamarse Granier, donde corría un tal Angel Arroyo, entre otros.

Puedes el artículo completo en el Cuaderno de Joan Seguidor

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