Mundial CX 2018: Van der Poel ante su gran día

Wout Van Aert_Mathieu van der Poel_Hoogerheide_2018

Nadie parece poder estar al nivel de Van der Poel y Van Aert / © UCI

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Nicolás Van Looy / Ciclo21

Mathieu van der Poel tiene un fenomenal problema. O dos. Uno de ellos, el conocido por todos, se llama Wout Van Aert. Es su rival más importante y, aunque no ha estado a la altura desde que la campaña echara a rodar en septiembre, mal haría el holandés menospreciándole lo más mínimo. Eso lo sabe el nieto de Poulidor y no sucederá. El otro problema, el gordo, es el Mundial en sí. La fiesta que mañana empieza en Valkenburg, no muy lejos de casa. Ante sus paisanos. Delante de una afición que ha visto como, por fin, el hijo de Adrie ha puesto en su sitio a los belgas. Ha dominado de tal manera el jovencísimo neerlandés que el vértigo ahora, cuando quedan poco más de 48 horas para que el Fred Astaire del ciclocross afronte su baile más importante del año, es enorme. Helador. Casi insuperable.



Van der Poel, que sólo se ha bajado del podio una vez en toda la temporada (cuando acabó cuarto en Boom), tiene, en este Mundial, muchísimo que perder y muy poco que ganar. Y no, no nos hemos vuelto locos. Su dominio ha sido tan insultante, tan superior, que nadie, sobre todo en su país, es capaz de imaginar una tarde dominical sin el oro colgado del cuello de Van der Poel. Pero el holandés ya sabe, porque los dos últimos años lo ha sido, lo que es perder un Mundial siendo el más fuerte.

Van der Poel_Mundial CX_2017

Van der Poel, inconsolable tras Bieles / © Sporza

Todavía duelen las lágrimas de un derrotado y abatido Mathieu van der Poel en el podio de Bieles hace doce meses. Entonces llegaba como favorito, sí; pero la temporada había comenzado muy mal y Van Aert era el rival a batir. Era él, como hombre más laureado de la campaña y campeón vigente, el que tenía la obligación de ganar. Van der Poel se tomó aquello a la tremenda, es cierto, pero aprendió del error. Hoy, en 2018, todo es distinto.

Wout Van Aert sonreía mucho, quizás demasiado, en el podio del pasado domingo en Hoogerheide. El belga sabía que, pese a un nuevo segundo puesto, había conseguido sembrar la duda en la cabeza de Van der Poel. El neerlandés se marchó, pletórico, en la primera vuelta y dejó al belga más allá de la frontera de los 20 segundos, es cierto; pero el portador del maillot arcoíris se rehízo y Van der Poel acabó pidiendo la hora.

El belga ha mantenido un perfil bajo y ha sembrado, de forma consciente, la idea de que él no es el favorito. Que Van der Poel tiene las de ganar. Pero, a la vez, ha avisado: “me encuentro mejor que el año pasado antes del Mundial”, aseguraba ayer Van Aert.

La guerra entre ambos será, claro está, física; pero también, y sobre todo, mental. Si Van der Poel consigue abrir hueco a las primeras de cambio, será un mazazo durísimo para Van Aert, pero si este consigue aguantar la rueda del ganador de todo este 2018, las dudas comenzarán a aparecer en su mente y eso, en una carrera tan especial como el Mundial, siempre es muy mala noticia.

Van der Poel ha evidenciado en el pasado que no maneja la presión tan bien como Van Aert. Este año ha sido tan superior que no ha llegado a verse bajo presión en ningún momento, pero si echamos la vista atrás a las campañas pasadas, recordaremos más de una ocasión en la que ha cometido errores incomprensibles para un corredor de su talla cuando se ha visto presionado.

Felipe Orts_Bieles_2017_Caballito_Meta

Felipe Orts cruza la meta en Bieles / © UCI

Lo cierto es que, fuera de los dos wonder boys del ciclocross, parece complicado pensar en cualquier otro nombre en la pelea por el oro. Laurens Sweeck es el corredor que, en las últimas semanas, más cerca ha estado de ellos, pero nunca lo suficiente como para que pueda ser considerado un aspirante del mismo nivel. Otros nombres, verbigracia, Van der Haar, Aerts, o Soete hace ya tiempo que parece que pasaron su mejor pico de forma y, si todo transcurre según lo previsto, suficiente tendrán si pueden pelear por las medallas.

Por su parte, Felipe Orts encabezará, por primera vez en su carrera, la delegación española. El año pasado, es cierto, copó todos los titulares previos y, sobre todo, posteriores a la cita de Bieles, pero en aquel momento era todavía Sub23. Ahora, ya consolidado como el mejor elite del panorama nacional –con permiso del campeón de España, Ismael Esteban–, es el capitán de un equipo que, bajo su batuta, llega a Valkenburg crecido. El de La Vila Joiosa puede, algo impensable a principios de temporada, aspirar a meterse entre los 15 mejores del mundo. Sería, no cabe duda, un logro extraordinario. Pero, junto a él, tanto Esteban, Larri o Aitor Hernández pueden, a poco que la suerte les sonría, meterse entre los 20 mejores.

La prueba femenina, la más abierta

Cant es la gran favorita al triunfo / © UCI

Pero si la prueba masculina es más que previsible, el contrapunto lo va a poner la cita femenina en la que, claro está, Sanne Cant es la gran favorita, pero en la que, también, hay una importante lista de nombres que no necesitan de un milagro para doblegar a la vigente campeona.

Mucho tiene que ver en esta variedad de favoritas el éxito que, en esta categoría sí, ha tenido la internacionalización del ciclocross. Hace tiempo que el panorama femenino de la especialidad invernal del ciclismo dejó de estar dominada única y exclusivamente por belgas y holandesas. Kaitlin Keough (EEUU), Eva Lechner (Italia), Helen Wyman (Reino Unido), Katerina Nash (Rep. Checa), Pauline Ferrand-Prévot (Francia)… son sólo algunos nombres, a vuelapluma, de mujeres que no sorprendería ver vestidas con el arcoíris en Valkenburg.

Sanne Cant, decíamos, es la gran favorita. No ha tenido su temporada más regular, pero cuando ha estado bien y ha podido correr sin problemas físicos, la hemos visto protagonizar algunos de los momentos más emocionantes de la campaña. Frente a ella, al menos esta vez, no tiene un bloque local unido y potente. Países Bajos formará en Valkenburg con un grupo de ciclistas que han conocido momentos mejores en este invierno 2017-2018, pero ni Maud Kaptheijns ni Lucinda Brand parecen estar en condiciones de poner en duda a Cant. Cosa distinta, es verdad, es el caso de Marianne Vos, inédita y anónima toda la temporada… hasta la pasada semana en Hoogerheide, cuando acabó cuarta dentro del minuto respecto a Cant.

Ferrand-Prévot, la gran duda / © FFC

La gran duda, porque apuntaba a ser considerada igual de favorita que Cant, será la francesa Ferrand-Prévot, que en Hoogerheide se iba al suelo junto a la suiza Jolanda Neff. La helvética decía adiós a la temporada, pero la gala salvaba la situación con dolorosas contusiones, pero sin nada roto. Por ello, será toda una incógnita comprobar si mañana en Valkenburg podrá exprimirse al máximo.

Nash, Lechner, Compton, Keough, Brammeier o Wyman completan una lista en la que, en realidad, no hemos metido a ninguna outsider que, a poco que la carrera se vuelva loca, podría buscar su gran momento de gloria.

España viaja a Valkenburg liderada por la dupa que forman Lucía González y Aída Nuño en un combinado que completa Olatz Odriozola. Las dos primeras han mantenido una preciosa pelea a lo largo de todo el año en el calendario nacional y, como en el caso de Orts en la prueba masculina, podrían aspirar, si tienen un gran día, a meterse entre las 15 primeras del Mundial.

Pidcock y Richards, los británicos que vienen

Pidcock es el gran favorito / © Sport.be

Thomas Pidcock ha entrado a la categoría de plata del ciclocross mundial como un elefante a una cacharrería. El británico, en su primer año como Sub23, se ha confirmado como la gran promesa del futuro. A punto de comenzar una nueva campaña en la ruta, esta vez enrolado en el Team Wiggins, el joven Pidcock es visto como el diamante en bruto del ciclismo mundial, capaz de ganarlo todo y, sobre todo, con un límite todavía por descubrir.

El punto débil de Pidcock está, precisamente, en ese matiz: diamante en bruto. Todavía tiene que pulir muchas cosas antes de ser una joya de valor incalculable. Hay una enorme diferencia entre el Pidcock de septiembre y el de febrero, pero el británico sigue cometiendo algunos errores que otros hombres de la categoría, más veteranos, no comenten.

Y es precisamente contra todo un ex campeón del mundo como Eli Iserbyt contra el que se las tendrá que ver el británico. No hay más favoritos. Pidcock o Iserbyt. Iserbyt o Pidcock. No hay más. Como sucede entre los elite, la gran duda está en saber si tendremos un duelo que dure toda la carrera o si alguno de los dos será capaz, como les gusta hacer a ambos, de poner tierra de por medio a las primeras de cambio y rodar en la comodidad de la soledad.

Las esperanzas españolas en la categoría, en la que el año pasado Felipe Orts se proclamó subcampeón del mundo, serán más modestas que en Bieles. Iván Feijóo y Jofré Cullell son las dos puntas de lanza de una selección que completa Mario Junquera. Tanto el catalán como el gallego tienen experiencia en el terreno internacional, pero su condición de novatos en la categoría les ha obligado a partir todo el año desde posiciones muy retrasadas y, por lo tanto, tener muy complicado el poder pelear con los mejores. Será este su primer mundial como Sub23 y, por lo tanto, deben de tratar de hacer un papel digno, pero sin sentir más presión que la de seguir adquiriendo experiencia.

Evie Richards_Namur_2017

Evie Richards aspira al oro / © Belga

También de nacionalidad británica es la gran favorita para la prueba femenina. Evie Richards ya se ha colado en más de una ocasión en la pelea con las elite y, por lo tanto, puede presumir del mismo estatus que su compatriota Pidcock. Frente a ella, la dupla formada por la americana Emma White y la holandesa Ceylin Del Carmen Alvarado, aunque a ambas parece estar haciéndoseles la temporada muy larga.

Luis Ibarrola e Irene Trabazo defenderán el pabellón de la selección española, cuyas ambiciones no deben ser distintas a las de sus compañeros Feijoo y Cullell y deben seguir acumulando experiencia en competición internacional.

Canal e Inguanzo, la esperanza española

Canal e Inguanzo, en el podio del nacional / © RFEC

La gran esperanza española la encontramos, no cabe duda, en la categoría júnior. La inexperiencia de los corredores más jóvenes del Mundial suele hacer que la prueba inaugural sea siempre un entretenido espectáculo sin dominador claro y en el que todas las previsiones pueden irse al traste sin motivo aparente.

Gonzalo Inguanzo y Carlos Canal ya saben lo que es codearse con la elite mundial y sólo necesitan que los típicos enganchones y líos de la primera vuelta no se ceben con ellos para poder estar en el top10 que ya han conocido en la Copa del Mundo. Una vez en el grupo de los elegidos cualquier cosa puede llegar.

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