Óscar Pujol, séptimo en la primera del Tour East Java

Oscar Pujol, séptimo en la primera etapa con el mismo tiempo que el ganador.

Óscar Pujol ha cambiado su bici «gorda» por la «flaca».

Ya sabe que cuando va a Asia a competir nunca se encuentra una carrera “europeizada”, es decir: sin sobresaltos, con un guión en el que meter la cabeza para poder desempeñar el papel de mayor protagonismo posible. Cuando corre allí, le toca no sólo ponerse el sombrero de vaquero, también contar sus balas, y confiar en las del equipo. La orografía de la carrera a veces es lo de menos. Hoy no ha defraudado la primera etapa del Tour East Java (UCI 2.2) donde Óscar Pujol (Polygon Sweet Nice) ha ocupado la séptima plaza tras filtrase en una fuga de unos 15 corredores fraguada en los kilómetros finales acabando en meta con el mismo tiempo que el primer clasificado. Excesiva pero necesaria munición utilizada para los 185 kilómetros de una etapa llana con tan sólo un puerto de tercera a mitad de recorrido.

El fino corredor catalán afincado en Valladolid sólo tenía palabras de agradecimiento a su equipo: “La verdad es que se han portado de lujo, al principio hemos ido a contrapié con una fuga de inicio en la que no hemos podido estar, me ha tocado gastar balas tirando y luego ha llegado el resto de mi caballería para acabar de tirarla abajo”, comentaba tras cruzar la línea de meta.

Tras conseguirlo, su equipo dejaba la responsabilidad a otros corredores: “No era para menos, que mis compañeros se han portado de lujo y no convenía castigarles a las primeras de cambio”, señalaba, aunque matizando sus palabras: “aún así no nos hemos quitado de delante, siempre con alguien atento, eso de que te pille el toro dos veces…no mola”.

De ese modo, a falta de 35 kilómetros, tras una carrera loca de nuevo por ataques sin tregua en un escenario de viento racheado, Óscar lo veía claro: “Lo vi, perfectamente, había que estar en ese corte, que es el que ha llegado a meta. Parecía que nos caíamos mal, porque ha habido más palos que en boxeo. He notado que la gente tampoco iba tan bien, pero yo tampoco es que fuera súper, que la ‘computadora de a bordo’ marcaba 42 gradazos que no los quiero yo ni en la playa, que he salido con culotte negro y ha llegado blanco de sal y sudor”, comentaba con su habitual humor.

En la recta de meta, no se la ha querido jugar: “No era mi guerra, lo importante es que he estado en el corte bueno, y que mis compañeros de equipo han trabajado mucho para que estuviera ahí, con conseguir entrar en ese top 10 era suficiente, ahora vendrán los finales que me vienen mejor y donde hay que intentarlo”, explicaba.

En efecto, ahora toca recuperar esfuerzos ante una segunda etapa con final en alto, mucho más acorde a sus características: “La de mañana sí que es importante, tiene final en alto y me gusta, pero para eso tengo que dormir mucho, que esta noche era imposible, ni yo ni Edgar Nohales, mi compi de habitación, podíamos pegar ojo, creo que no he conseguido dormir más de dos horas…Era lamentable andar dando paseítos por el hotel o jugando partidas de lo que fuera para pasar el rato. Bueno, luego, al final Edgar sí que se ha conseguido dormir, y yo nada, dando más vueltas que un bocadillo de nocilla en la mochila de un niño mientras les oía roncar…¿No da eso envidia?”, comentaba entre risas.

Cansado o no, Pujol ha superado la primera etapa “trampa” en el infierno húmedo de Indonesia . Mañana será otro día, o día y medio si es que no consigue conciliar el sueño. Seguramente el esfuerzo realizado supere la desagradable humedad de las sábanas. En Asia, ya se sabe, las balas pueden gastarse hasta por la noche, aunque sea para ganarle a Nohales en el Ipad.

Fuente: Rafa Simón. Entorno Óscar Pujol

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