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La Federación Española publicaba, “en su firme compromiso por el desarrollo del ciclismo en pista” (sic), un documento por el que se crean una serie de ayudas para los ciclistas que formen parte de las cuartetas de persecución, y que se extienden a los equipos de carretera que los acojan. Unas cuantías que en su grado máximo -dependiendo de los “aspectos pactados con el deportista en relación a su compromiso e implicación” y de “el calendario de carretera ofrecido por el equipo al deportista” en relación al plan de trabajo federativo- serán de 5.000 euros para el equipo principal de persecución y de 2.500 euros para el que llaman equipo de desarrollo.
La cuarteta femenina, en acción © RFEC
De entrada, la idea es tan positiva como necesaria, aunque visto cómo se plantea mucho nos tememos que será otro ‘brindis al sol’ federativo, o todo esto es parte de un plan global para la pista que hasta ahora es inexistente. Sin ir más lejos, desconocemos si este proyecto está vinculado o no al protocolo de ‘nueva estrategia’ que parecía que iba a ser la panacea, o simplemente se da este por extinguido vista su escasa efectividad.
Entendemos que con estas actuaciones se pretende imitar el esquema de Gran Bretaña o Australia al definir una serie de categorías para sus ciclistas -aunque sólo sean los integrantes de las cuartetas en nuestro caso- y, lo que es más importante, unos compromisos mutuos, y no hablo de lo económico, a la hora de que los corredores participen con la selección, sin alterar los planes de sus equipos.
Por ejemplo, el conocimiento con la suficiente antelación del calendario anual de competiciones, algo que nunca se ha dado y que, francamente, dudo mucho que se esté en condiciones de ofrecer, y por supuesto de concentraciones, adaptándose a esa compatibilidad con la carretera que tanto se busca… y que ni se plantea a la hora de ‘ubicar’ las competiciones nacionales. Sin ir más lejos, ahora mismo ni siquiera hay carreras de pista para corredores élite y sub23 en nuestro país fuera de los Campeonatos de España, que se terminarán colocando en la peor fecha.
¿Quiénes son los seleccionables?
“Para formar parte de grupo de trabajo de la persecución por equipos, y por tanto poder beneficiarse de estas ayudas, se realizarán unas jornadas de valoración del día 20 al 26 de noviembre en el Velódromo Luis Puig de Valencia”, donde se seleccionará a quienes vayan a integrar estos dos grupos, se explica en la web federativa.
Ya en este segundo apartado, las dudas se multiplican. Primero, por los corredores a los que está abierta la ‘convocatoria’, que parece más una invitación a una fiesta que un Programa Nacional, y que se resumen en tres criterios.
- Haber competido con la selección en 2023. Obvio, aunque con una duda: ¿Vale la junior o sólo la máxima categoría? Porque la generación actual es de lo mejorcito que ha tenido el ciclismo español en los últimos años.
- Ser ciclista de un equipo profesional. El viejo objetivo federativo de captar para la pista a corredores como Azparren, García, Serrano, Gloria Rodríguez, Sandra Alonso… por poner algunos nombres que están en boca de todos, choca de frente con dos normas del documento actualizado de este mes de octubre, la participación en pruebas como los Nacionales o internacionales en uno de los dos años anteriores y los famosos 250 puntos, que plantean también otra duda crucial: ¿van a aceptar estos futuribles competir solamente en la cuarteta? Porque para correr las pruebas de fondo necesitan esa puntuación.
- Solicitarlo por escrito si no estas en los casos anteriores y siempre que tengas un ¡¡¡palmarés de carretera!!!… y ya lo estudiaremos. En todo caso, este punto y el anterior demuestran que no se confía en el trabajo que se realiza en las Autonómicas por la pista, y que sería básico, aunque aquí se trabaja de espaldas a ello: ni uno solo de los proyectos federativos ha sido consultado a las Territoriales.
¿Quién y cómo elige?
Pero lo verdaderamente grave no son estos criterios de seleccionabilidad, que aquí cabe hacer manga ancha por el bien del ciclismo en pista, sino el saber quiénes elegirán y cómo a los integrantes de los dos grupos. Y aquí más que dudas, desgraciadamente hay certezas.
Porque después de lo visto en las dos últimas temporadas, dudamos mucho en que haya alguien con los conocimientos necesarios en el equipo de rendimiento federativo para elegir. La actividad desarrollada se ha quedado reducida a una serie de concentraciones ‘mundialito’ que luego se han traducido en un de mal en peor. ¿Y cómo se va a elegir, en base a tiempos realizados? Debemos recordar que, en relación a los especificados en el documento federativo, sólo Francesc Bennassar -al ser sub23-, Tania Calvo e Izzy Escalera cumplieron los requisitos. Aunque no dejan de ser para una individual y no para una por equipos.
Y no es una cuestión de resolverlo todo a base de pasta… sin tener el más mínimo conocimiento de pista. En España se han obtenido notables resultados sin medios y ahora que sobran, se gastan mal y no hay ni la más mínima progresión. Y en vez de prescindir de los culpables, se piensa que a ver si con los ‘fichajes’ hay más suerte.
¿Y para el resto?
También es muy significativo que el documento ratifique por enésima vez lo poco que importa a la Española la velocidad, que es donde se necesitan las acciones más inmediatas y completas, y además con carácter de urgencia.
Pero en este proyecto quedarán fuera también los fondistas no integrados en las cuartetas. Sin ánimo de ser exhaustivos, recordamos a ciclistas como Mario y Eva Anguela o José Segura, por no hablar de aquellos que han obtenido los mejores resultados internaciones… precisamente por haber sido ‘excluidos’ de la cuarteta, como son los casos de Rubén Sánchez, aunque todavía le quede un año como junior, o los de Eukene Larrarte, Sebastián Mora y Albert Torres, precisamente los únicos fondistas con opciones de estar en París 2024. ¿Casualidad?
Así pues, bienvenidas las ayudas… siempre que vengan acompañados de los cambios necesarios e ineludibles.
