Primeros detalles sobre la muerte de Olivia Podmore

Olivia Podmore – EFE

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La investigación sobre el presunto suicidio de la velocista neozelandesa Olivia Podmore el 9 de agosto de 2021, un día después de la finalización de los Juegos Olímpicos, ha finalizado esta semana con una serie de conclusiones contundentes sobre las deficiencias de dos instituciones deportivas del país, High Performance Sport New Zealand (HPSNZ) y Cycling New Zealand (CNZ), aunque el informe definitivo todavía tardará varias semanas.

La investigación, que se inició en noviembre, se reanudó esta semana en Christchurch, tras un parón de cuatro meses, con el fin de que se desarrollase en un lugar más cercano a la familia de Podmore, que tuvo un papel fundamental en estas últimas sesiones, reconociendo que se habían enterado de muchos detalles desconocidos en estas sesiones. “Han pasado tres años y ocho meses desde el peor día de mi vida. Ese día no tenía idea de por qué Livi se quitó la vida», dijo su madre, Nienke Middleton, quien estuvo con su hija horas antes de su muerte.

Lo más destacable es que se reveló un patrón de acoso y marginación contra Podmore dentro del sistema de Cycling New Zealand, que comenzó después de que la ciclista se convirtiera involuntariamente en “denunciante” al exponer una relación inapropiada entre un entrenador y una atleta durante un campamento de entrenamiento en Burdeos en 2016, apenas tres semanas antes de los Juegos Olímpicos de Río.

Desde ese momento, se sucedieron todo tipo de descalificaciones deportivas –“no te mereces estar aquí”-, ordenándole “mantener la boca cerrada” y creando un entorno tóxico que afectó gravemente su salud mental, intentando justificar su comportamiento con alusiones a su vida personal, como un aborto juvenil o el divorcio de sus padres. La investigación recalcó el hecho de que Podmore sufría agotamiento, ansiedad severa y depresión tres meses antes de su muerte, sin que se tomaran medidas específicas para abordar su salud mental. Igualmente se destacó el hecho de que un informe de 2018 había señalado casos de acoso y maltrato en estas instituciones, lo que reforzó las sospechas de un sistema deficiente, que tampoco tuvo consecuencias en el caso de la velocista.

El desencadenante de la muerte fue la no selección de Podmore para Tokio en 2021, donde CyclingNZL prefirió optar por una fondista adicional que completar su equipo de velocidad. Y tras el término de la cita olímpica, y horas antes de su muerte, publicó un preocupante mensaje en redes sociales, sobre las presiones del deporte de élite, mencionando sentimientos de derrota y expectativas sociales no cumplidas, que fue posteriormente borrado.

Desde HPSNZ manifestaron estar “profundamente arrepentidos por las experiencias que Olivia soportó durante su etapa en el sistema deportivo de alto rendimiento de Nueva Zelanda”, reconociendo que “la conducta y el comportamiento a los que fue sometida eran inaceptables y tuvieron un impacto significativo en su salud mental”, asegurando que están comprometidos a que este tipo de actuaciones no se repitan en el futuro.

Sin embargo, la familia de Podmore cuestionó la sinceridad de estas expresiones de remordimiento, sugiriendo que se priorizaron las medallas y la imagen por encima del bienestar de los deportistas.

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