Rubén Fernández Andújar, no lo olvidéis

Durante los últimos días, he oído y he leído muchas barbaridades sobre el nombre de nuestro flamante ganador del Tour del Porvenir. Que si Andújar Fernández, que si Rubén Andújar

Todo ello por esa «ignorancia» que existe en la mayoría de países europeos sobre lo que significa el sistema de los dos apellidos españoles, costumbre que hemos transmitido a Hispanoamérica. Y ojo, que con los portugueses aún es más complicado, ya que el primero es el de la madre y el segundo el paterno, pero es éste el que se transmite a la descendencia. Por cierto, una costumbre que estuvo arraigada algunos siglos atrás también en Canarias.

En líneas generales, la mayor parte de los países europeos utilizan un solo apellido, que suele ser el del padre, pero no obligatoriamente, y que también «hereda» la cónyuge en numerosos casos. Sin embargo, en los últimos años se está posibilitando legalmente la posibilidad de elección e incluso que se combinen ambos creando uno compuesto. Si os interesan estos usos, este artículo de El Mundo lo explica perfectamente.

Y es que, en líneas generales, el doble apellido es un elemento que contribuye a identificar mejor a una persona que uno simple, sobre todo si es uno común. Y en el caso del ciclismo, numerosos corredores españoles han recurrido siempre al doble apellido –Pérez Francés, Fernández Ovies, González Linares, López Carril, Martín Piñera, Rodríguez Magro…- sobre todo cuando su nombre era bastante simple, aunque siempre ha habido excepciones como los Juan Fernández, Antonio González o Jesús Rodríguez. Y siempre mejor esto que recurrir a un nombre intermedio como los norteamericanos para distinguir, por ejemplo, a George Walter Bush de George Herbert Bush.

Una vez que el doble apellido es conocido, no hay ningún problema. Pero mientras ello sucede no está nada mal unir ambos con un guión para que este claro el orden, algo que suelo hacer cuando tramito cualquier tipo de documento relativo a mi al extranjero, Luis Román-Mendoza, y al mismo tiempo honrar a mis dos progenitores.

De esta forma, no hubiera sucedido el lío que se formó en la sala de prensa de Verona, en el Mundial de 1999, cuando mis colegas me pedían datos sobre Gomes –eso de la z final tampoco se entiende mucho allende nuestras fronteras- creyendo que Oscar Freire era un nombre compuesto.

Unos años después nadie confundía ya sus apellidos. Y estoy seguro de que a partir de hoy, sucederá lo mismo con Rubén Fernández Andújar. O simplemente Rubén Fernández, un nombre de guerra que ya no pasará desapercibido en próximas (y espero que numerosas) batallas.

Fuente: Uluru, el blog de Luis Román Mendoza

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