Sheyla Gutiérrez, feliz: «Disfruto de las clásicas»

Gutiérrez, en el centro del podio © Cylance CT

Fernando Ferrari / Ciclo 21

Como no podía ser de otra forma, Sheyla Gutiérrez irradiaba felicidad vía telefónica con la redacción de este medio tras ser la mejor en Le Samyn femenina, prueba belga 1.2 UCI. «Encantada, feliz, en una nube estoy» afirmaba la riojana emocionada por su hito. «Ha sido una sorpresa, pero he estado trabajando mucho este invierno para poder lograr por fin este sueño y poder estar disputando clásicas con este nivel y con este equipo. Hoy iba a intentarlo, pero después de cruzar la línea de meta no me lo creía y he roto a llorar de alegría».

La pupila del técnico catalán Manel Lacambra explica cuál fue su táctica en la prueba belga previa a la masculina. «Era una carrera técnicamente muy difícil, con mucho aire, agua, pavés mojado y sabía que iba a haber cortes. Hubo de diez corredoras y me metí muy bien. Luego en el circuito final habría tramos de pavés con mucha agua por lo que sabía que tenía que tomarlos delante. Luego estuve atenta a los ataques y no tardaron en llegar. Se cortó todo y las que nos quedamos delante nos entendimos de cara al sprint. Sabía que eran rápidas y que Kasper y Cromwell atacarían antes. Luego ya el sprint lo lanzó Pieters y cuando la rebasé fue increíble. Soy rápida, pero era una llegada de potencia y de quién llegara más fuerte y fui yo».

Después del doblete del pasado fin de semana en Het Nieuwsblad (1.1) -donde fue octava- y en Hageland (1.2) donde mostró su combatividad, la categoría 1.2 de Le Samyn no minusvalora su triunfo. «Para nada. estábamos las mismas corredoras. Es una clásica total y de mucho prestigio. Se le dedico a todo el mundo que siempre ha creído en mí».

Preguntada sobre si se siente una «bicha rara» por ser española y hábil en el adoquinado, Gutiérrez afirma que «disfruto mucho de las clásicas y en este inicio de temporada. Muchas veces pienso que adelantando tomo muchos riesgos y, hablando mal, le echo muchos cojones para estar delante en esos momentos de tensión».

Y apunta como clave de su dulce momento «la evolución normal de una ciclista de 23 años como yo. He trabajado mucho en invierno, he tenido tiempo para descansar y hacer así una buena pretemporada. Tengo más experiencia acumulada de estos años pasados y físicamente voy progresando. Las cosas se van demostrando y tengo mucho apoyo de mi director y mi equipo».

Y ahora camino de la Strade Bianche del sábado, prueba que abre el UCI World Tour y que particularmente le seduce. «Me encanta esta carrera. Es muy dura y preciosa a la vez. Estuve el año pasado controlando los huecos para mis compañeras. Después de lo de hoy llego con mucha motivación.  Y después siguen las clásicas en Holanda, en Bélgica, Flandes, Ardenas, Binda… así que espero seguir disfrutando. Ya más a largo plazo quiero estar bien para el Giro de Italia«.

Dos años después de su éxito en Plumelec es la única española que ha logrado una victoria en el calendario UCI, Campeonatos de España aparte. Un dato que toma como esperanzador para el ciclismo femenino español. «Hay muchas grandes corredoras que no ganan nunca y yo ya llevo dos. España ha tenido en otros tiempos corredoras muy buenas y punteras. Ahora hay corredoras que están ahí como las de Bizkaia y Lointek. Seguro que habrá más victorias».

Y será favorita al tercer TOP Ciclo 21, la clasificación a la mejor española del año donde ha repetido segundo puesto en 2015 y 2016 ante Belén López y Mavi García, respectivamente. Este año es la única que de momento ha logrado puntos. «Yo seguiré haciendo mi trabajo y si me condecoráis siempre estaré agradecida».

La anécdota llegó después en el hotel cuando la española cumplió su promesa de cortarse su rasta si lograba una victoria. Manel Lacambra tuvo el «honor» de ser el ejecutor en presencia de sus compañeras del Cylance.

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