Tour Francia: Chupinazo al espectáculo

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El Tour, la prueba más importante del año en el calendario ciclista / © ASO

RECORRIDO, PERFILES Y RUTÓMETROS

HEMEROTECA TOUR DE FRANCIA 2018

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Nicolás Van Looy / Ciclo21

Caía la tarde ayer en Roche-sur-Yon cuando cuando bajo la atenta mirada de Napoleón fueron desfilando los 22 equipos, los 176 corredores que desde primera hora de mañana se convertirán en los grandes protagonistas del 105º Tour de Francia. Caía la tarde, decíamos, en un ambiente como siempre festivo. Familias enteras arremolinadas ante el escenario pendientes de uno de los actos más distendidos de todo Grand Départ. Pero el ambiente estaba extrañamente tenso. Nadie sabía cómo el público iba a recibir a Chris Froome (Sky), cuatro veces ganador de la carrera y vencedor jurídico de una de las batallas más mediáticas de los últimos años. Ganador, decíamos, de la batalla jurídica; pero claro perdedor, por lo visto y oído ayer, a ojos de la opinión pública.

Ahora sólo cabe esperar que el triste espectáculo visto en lo que debería haber sido la fiesta de bienvenida a los corredores se olvide pronto. Que la tensión y la inquina de muchos aficionados se vaya diluyendo y sea sustituida por el mayor espectáculo ciclista del planeta. Y, sobre todo, queda desear que ningún indeseable o descerebrado se convierta en triste protagonista durante las próximas semanas de una carrera que, no está de más recordarlo, no es más que un entretenimiento, un espectáculo, un divertimento.

El Tour ha planificado para este año un recorrido que, una vez más, reúne casi todos los ingredientes del ciclismo que, al menos esa es la teoría, debe de premiar al hombre más completo. Algunos, seguro, dirán que falta contrarreloj, y no les faltará razón; pero también es cierto que, pese al perfil montañoso de la carrera, no hay exceso de altísima montaña. Sobre el papel, no cabe duda, los escaladores parten con cierta ventaja, pero no lo es menos que mucho tendrán que exprimirse en las rampas de estas 21 etapas para sacar la diferencia suficiente como para compensar las trampas que en forma de adoquines y kilómetros cronometrados esperan en la primera y última semanas.

Es este un Tour que parece que estará protagonizada por un enfrentamiento de equipos. De bloques. Movistar, tras la incorporación de Mikel Landa, la programación especial de Nairo Quintana y la recuperación de Alejandro Valverde, parte con el bloque más potente que ha presentado en Francia en muchos años. Quizás, nunca regresó con tanta potencia de fuego a la Grande Boucle desde la dorada época de Miguel Induráin. Cuando el azul celeste actual era blanco y donde ahora aparece Movistar se leía Banesto.

Movistar parece haber decidido aceptar el reto de Sky y batallar allí donde los británicos se han mostrado imbatibles todos estos años: en el plano colectivo. Si Unzue conseguirá que reine la paz entre sus tres jefes de filas es una de las cuestiones que más morbo ha venido despertando desde que se conoció el fichaje de Mikel Landa y eso no hace más que añadir mayor atractivo a una cita a la que apenas le quedan horas para echar a rodar.

En Sky, como siempre, la orden es clara: todos para uno y… todos para uno. Froome es el alfa y el omega. Con él empieza y acaba todo. Son, lo han demostrado, un bloque compacto en el que el verso suelto no tiene cabida, pero este año Geraint Thomas ya ha dejado caer que quiere pelear la general. El galés no ha sido tan directo como Landa, pero muchos se preguntan hasta que punto llevará sus aspiraciones personales.

A la pelea, claro está, están invitados otros muchos aspirantes. Durante los últimos días hemos venido repasando las opciones de todos los favoritos. Adam Yates, Rigoberto Urán, Richie Porte, Romain Bardet, Vincenzo Nibali o Tom Dumoulin son los principales aspirantes, pero, desde luego, no los únicos. Cada uno con sus defectos y sus virtudes. Quizás, la mayoría de ellos, tenga virtualmente imposible el amarillo, pero cuando la carrera se adentre en la profundidad abisal de la tercera semana, cada cual estará corriendo su carrera y esas tácticas individuales pueden terminar teniendo un peso específico fundamental en la carrera.

Mañana, apenas tres horas después de que en Pamplona escuchemos el primer chupinazo de las Fiestas de San Fermín, el Tour vivirá su propio chupinazo. Como siempre, el Tour promete espectáculo desde el primer momento. Los mejores vueltómanos están aquí para pelear por la general, es verdad, pero también tenemos las peleas secundarias que se inician nada más sobrepasar la primera pancarta de kilómetro cero. La de los sprinters. La de los jóvenes. La de los escaladores. Peleas, todas ellas, que garantizarán el espectáculo y la diversión.

Y es que, al final, insistimos, todo este tinglado multimillonario protagonizado por 176 hombres vestidos con lycras es, solamente, un divertimento de verano. Un precioso y genial espectáculo. La máxima expresión de un deporte que siempre se caracterizó por el respeto y por el aplauso unánime del primero al último. Mañana por la mañana, tendremos chupinazo. Que sea el del espectáculo y nada más porque esto es, nada más, pero tampoco nada menos, que ciclismo.

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