Tour Francia: Nairo Quintana no vino a esto

Quintana, sufriendo en el Tour © Bettini

Hay cosas en la vida que cuando no pueden ser, no pueden ser. Nairo debería saberlo.

Hace cinco años Nairo irrumpió en el ciclismo de gran alcance, explotó en el Tour.

No queremos saber si de forma tan sonada como Egan Bernal en Alpe d´ Huez, porque sus roles son diferentes.

Nairo es capo desde el minuto cero, no hubo vuelta de hoja cuando un colombiano de tez morena y clase espectacular, se veía entre Porte, Froome, Purito y Contador.

Y mucho más capaz en el Tour que Alejandro Valverde.



Nairo y sus expectativas

Desde entonces, Quintana no fue uno más en el pelotón.

Aquel ganador del Tour del Povernir creía acelerado, no porque él lo quisiera, o quizá sí.

Nosotros, desde fuera, pensamos que la clase le rebosaba.

Pero hete aquí, una historia mil veces vista en ciclismo.

Un corredor crece rápido de inicio y se estanca.

Y esto parece que le está pasando a Nairo, por mucho que desde Colombia alguno suscriba que nos pudramos en el rincón más recóndito.

Decir que Quintana es el que era, es mentir, decir que Nairo Quintana puede optar a lo que pensábamos que podía optar, es engañarse.

Ahora mismo el colombiano es un ciclista muy alejado del objetivo que perseguía y vociferaba cada vez que tenía un micro en mano, o cerca

Y no, amigos, esto no va de españolismo, ni de supremacismo, aquí huimos de las banderas y de los colores.

Leed lo que dijimos de Alberto Contador, venerado en las Españas, hace un año, y entenderéis que lo de Nairo es complicado de digerir.

Porque Nairo ha tenido la temporada a capricho para rendir en el Tour.

Esquivó el Giro y muchas carreras más.

Un día recuerdo que se quejó que la Tirreno y la exigencia que le implicaba le quitaban chance para las grandes carreras.

Fuera Tirreno, fuera País Vasco, fuera responsabilidades, temporada lisa, llana y sencilla hasta el Tour.

A veces tan sencilla, que el cuerpo creo que se olvida hasta de competir.

Y eso es lo que vemos en el Tour, un Nairo frío, ajeno a la pelea.

Pero sobre todo un Nairo que no ha dado la talla cuando todo y todos apostaban por él, cuando su madurez y su preparación invitaban a pensar que, ahora sí, el Tour estaba a su alcance.

Nairo no vino a esto. No vino a atacar y no abrir hueco ante el ritmo de Bernal para descolgarse posteriormente.

Que es Alpe d´ Huez, el mismo puerto donde años atrás tuvo a Chris Froome a punto de caramelo hasta un par de veces.

Hace tres años, hace cinco, Froome caminó por el alambre gracias a Nairo, ahora ni eso.

Pero lo triste ya no es andar o no, lo triste es prometer y prometer, y llegado el momento acabar así, lejos de los mejores, con una sensación fría, casi gélida entre el aficionado.

El Nairo de hace cuatro o cinco años era arrojado y valiente.

El Nairo de hoy en día es un corredor rácano, aprovechado, con mala fama entre los rivales, que pide ayuda en los momentos que hay que marcar territorio.

Ese codo, ese codo izquierdo acabará con tendinitis de tanto pedir el relevo.

El artículo completo, en Joan Seguidor.

2 comentarios

  1. Con veintiún añitos Gianbattista Baronchelli quedó segundo en el Giro de 1974 detrás de Eddy Merckx y a solo doce segundos. También de Baronchelli se esperaba mucho porque venía de ganar el Giro de Italia (amateur) y el Tour del Porvenir 1973. Pues ahí se quedó haciendo excelentes puestos en el Giro, segundo, tercero quinto, sexto, pero sin poder rematar. Otro que fue un especialista en segundos puestos en el Tour fue el Raymond Poulidor, el eterno Pou Pou, con tres veces segundo y cinco tercero. Los colombianos que su pasión es más fuerte que sus ciclistas, creen que son el centro del universo, ese lugar maravilloso excavado en la roca llamado Fraggle Rock…
    Pues, no los ciclistas colombianos no son Fraggle Rock. Tenemos al nuevo Pou Pou colombiano. Que cuiden a Bernal porque lleva el mismo camino.

    • Pues Usted Señor es la respuesta del porque hay tanto «apasionado» en Colombia. Personajes como Usted son los generan fanaticos colombianos indeseables.
      Pero para ser más lógicos, lo de Colombia no es diferente a lo de España, después de todo tenemos sus genes (para lo bueno y para lo malo). Solo tiene que mirar las páginas de los diarios deportivos españoles y verá que si por Colombia llueve, por España, no escampa.

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