Van der Poel hará las clásicas, pero no dejará el CX

Van der Poel quiere engrandecer su palmarés en la temporada de clásicas a partir de 2019.

Nicolás Van Looy / Ciclo21

La relación, al menos por el momento, entre Christoph Roodhooft, máximo responsable del Corendon-Circus y Mathieu van der Poel, su gran estrella, es, como parece que lo tiene que ser necesariamente todo en la vida (deportiva) de las dos grandes estrellas del ciclocross internacional, la contraposición perfecta a la que ha vivido Wout Van Aert con Nick Nuyens. Ya saben, aquel matrimonio mal avenido desde el principio y que ha terminado como el rosario de la aurora.

Roodhooft, aparentemente más frío que su homólogo belga, sabe que con Van der Poel tiene una gallina de los huevos de oro que, bien llevada –y convenientemente exprimida– puede darle años de gloria. Si el joven neerlandés se empeña en conseguir el pase a los JJOO de Tokio en el BTT, pues se le permite. Que ahora se encapricha de las clásicas, pues se le lleva. Que, entre medias, se divierte dominando el panorama invernal, pues se le aplaude.

Ahora, Van der Poel, insaciable e incansable, quiere probar cómo se le da eso de las clásicas. Ese terreno en el que su vapuleado archirrival brilló hace casi un año y en el que en 2019 todavía no está claro si podrá estar. Y, claro, en Corendon-Circus le van a dar el capricho. “Va a hacer un calendario de ruta muy limitado”, avisa Roodhoft en una entrevista concedida al diario belga Het Laatste Niews. “Estamos trabajando en ello y esperamos que para cuando el día 28 de noviembre Mathieu vaya a España para hacer una concentración en altura, ya lo tengamos todo cerrado”.

Corendon-Circus es un equipo PCT, por lo que necesita una invitación para estar en las pruebas de un día más importantes del calendario, algo que no parece muy complicado que pueda conseguir si, pareja, va la promesa de formar con Van der Poel en la salida. ¿Qué organizador no estaría loco por ser el primero en medir las fuerzas del holandés y Van Aert?

La Gante-Wevelgem estará en el programa junto a otras clásicas. ¿La París-Roubaix? Puede ser, pero eso no lo sé todavía. El E3 también entra dentro de las posibilidades”. No. Eso no es Roodhoft mostrando sus predilecciones o planes. Eso es Van der Poel, deslenguado, en un programa de televisión del canal Ziggo Sport neerlandés.

Pero su jefe es más prudente. Se nota que no le hace gracia la inabarcable voracidad de su pupilo, pero sabe bien, porque el ejemplo lo tiene muy reciente con lo sucedido en la vecina casa de Veranda’s Willems-Crelan, que es mejor no contestar tajante. Que lo ideal es poner las cosas sobre el papel y dejar que las piezas vayan encajando, una a una, hasta que sea el propio corredor, incluso teniendo la sensación de que la decisión ha sido suya por completo, el que vea lo imposible del reto.

El mánager del equipo, tranquilo y sereno, se limita a decir que “la combinación entre el E3 Harelbeke y Gante-Wevelgem [sólo dos días separan ambas carreras, N.d.A.] parece muy difícil. Pero bueno, si Mathieu lo ha dicho, entonces es posible que sí se pueda hacer”. Tras ponerle la zanahoria al alcance, un pequeño tirón: “no vamos a convertirle en carne de cañón. No entra en nuestros planes sacrificar a Mathieu con la preparación para una primavera”.

En cualquier caso, y para tranquilidad de los enamorados de la especialidad invernal, Roodhoft lo deja claro: “Van der Poel no dejará el ciclocross pronto”.

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