Ya estamos en Cali… figuradamente hablando

Ya estamos en Cali… figuradamente hablando, ya que donde me encuentro realmente es en casa, delante de uno de los dos  ordenadores que va a ser mi referencia para seguir, e informaros, sobre estos Mundiales de pista, durante los próximos días –mejor dicho, noches, por esas seis horas de diferencia horaria-, gracias a dos servicios imprescindibles hoy en día como son el live-timing de Tissot y el canal UCI en YouTube, a la espera de tiempos mejores en que volvamos a ver estos eventos en vivo… o por lo menos por televisión. Un saludo, Fernando; un saludo, Dori. ¿Y el otro ordenador? Pues para tuitear todo lo que suceda como si realmente estuviera allí, con estos medios técnicos, y sobre todo, con una pequeña gran dosis de ilusión y buena voluntad.

Cali’2014 no ha nacido con demasiada buena estrella. Las lluvias torrenciales de los últimos días han puesto en evidencia que no es el mejor recinto para acoger un Campeonato del Mundo. Y es que, aunque techado, los laterales del velódromo ‘Alcides Nieto Patiño’ no están cerrados… por lo que el agua puede colarse con la ayuda del viento, como sucedió hace algunos días, obligando a parar la sesión de entrenamientos. ¿Y si pasa en una carrera como puntuación? O peor aún, ¿si es en medio de una serie clasificatoria? Una lástima por la ilusión que han puesto los organizadores del primer Mundial hispanoamericano de la historia desde que pista y carretera se separasen definitivamente en 1995… precisamente en este mismo país. Por cierto, todo apunta a que en 2015 la sede será nuevamente en el Viejo Continente, en México –¿alguien lo dudaba después de los favores concedidos?-, aunque no Aguascalientes sino Guadalajara por cuestiones de contar con un recinto con mayor aforo. La rentabilidad antes del espectáculo que podría ser una nueva marea de records del mundo en el velódromo hidrocálido.

Faltan pocas horas, pues, para que empiece el Mundial y quizás habría que mandar a nuestro ministro del Interior –que de esto sabe un poco- para que intercediera ante la Virgen de la Merced, la patrona de Santiago de Cali, para que la lluvia respete este evento en el que se ha ratificado que la pista comienza a ser cosa de velocistas, como siempre me ha dicho mi amigo Carmelo Esteban.

Todos los grandes (y grandas) especialistos (y especialistas) mundiales de las pruebas ‘cortas’ se han dado cita en la pista caleña, pero entre los fondistas hay muchas -¿demasiadas?- ausencias. Nunca he dudado de que la pista es una magnífica escuela para la carretera, pero la compatibilidad entre ambas disciplinas al más alto nivel no parece tan fácil, incluso cuando el Mundial s eha adelantado al mes de febrero. Gran Bretaña y Australia, por ejemplo, sólo cuentan en sus cuartetas con uno de los cuatro componentes de sus equipos olímpicos (Clancy y O’Shea, respectivamente), ya que el resto de sus integrantes –Thomas, Kennaugh, Bobridge, Hepburn…- han dado prioridad a la carretera, donde les espera un prometedor futuro. Incluso el inesperado ganador de la puntuación en Minsk, el joven Simon Yates, ha preferido ‘pasar’ de Mundial, pese a que su primer año en Orica no debe suponerle demasiada responsabilidad.

Tan solo Dinamarca ha traído a sus grandes ruteros –Lasse Norman Hansen, Rasmus Christian Quaade o Alex Rasmussen-, pero ¿hasta cuando estarán? Por no hablar de la ausencia del norteamericano Taylor Phinney, cuyas prestaciones en Pruszkov’2009, mi último Mundial, en dos pruebas tan diferentes –hasta entonces- como el kilómetro y la persecución nos dejaron a todos boquiabiertos. ¿Un culpable? Si, el nuevo programa olímpico.

Y no me quiero despedir sin desear suerte a la selección española, a los catorce representantes, con el deseo de que después de unos años de sequía, los Muntaner, Torres o Teruel me hagan descolgar de una santa vez mi maillot de campeones.

Uluru, el blog de Luis Román-Mendoza

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